El Comercio
They Have the
Support of the Community
"These groups [loggers] can stay a little
more than two months," confirms Alonso
Jaramillo, director of the Yasuní National
Park.
Within a few minutes, two companions of Luis
M. arrived. They were all in the camp, the logging
base. Jaramillo informed them that logging trees
in that location is illegal.
The loggers said that to enter the Untouchable
Zone (zona intangible, or ZI) they had to pay
the Waorani communities. "We paid $400.
And to exit we paid $2 a plank. Sometimes it
was $400 per canoe."
The tense return journey lasted 10 hours. It
was like having "the cat and the rat together
in a canoe," said Jaramillo. Upon arriving
at the gate, on the Shiripuno River bridge,
at 10:45 pm, the loggers began to whistle and
yell. People responded, "Is everything
okay?" And from the canoe came the reply:
"Call the people and call María."
On land, the men were about to be arrested.
But a Waorani woman, María Kawilla, appeared
to defend the loggers. She lashed out at the
police and at Jaramillo for doing the operation
without her authorization. "Nobody can
enter by this river without the permission of
my community [Ñoneno]," she said.
In the face of that proclamation, the police
took no action.
General Fabián Narváez, commander
of the 4th Division of the Amazon Army, confirmed
that there had not been operations within the
ZI. "We don't have permission to access
that area. We are looking to implement checkpoints
in Tiguino and on the bridge over the Shiripuno
River."
But in those zones there is no forest control
from the military or the police. Narváez
said, "We have more than our task to accomplish,
and our activity is distracted by public disorder."
On the patio of the police station in Coca
are 51 cedar planks, or 50 cubic meters of wood.
They were seized before the forest was closed
to logging, according to the Environmental Police
of Orellana.
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EN ESPAÑOL
El Comercio
Ellos tienen
el respaldo de la comunidad
'Estos grupos (taladores) pueden
permanecer un poco más de dos meses",
confirma Alonso Jaramillo, director del Parque
Nacional Yasuní.
Luego de unos minutos, dos compañeros
de Luis M. llegaron. Todos estaban en el campamento,
desde donde extraían madera. Jaramillo
les indicó que cortar árboles
en este lugar es ilegal.
Ellos contaron que para ingresar a la Zona
Intangible pagaron a las comunidades huoranis.
"Cancelamos USD 400. Y al salir damos USD
2 por cada tablón. A veces sacamos 400
por canoa".
El tenso viaje de retorno duró 10 horas.
"El gato y el ratón juntos en una
canoa", señaló Jaramillo.
A la llegada al puerto, en el puente del Shiripuno,
a las 22:45, los madereros empezaron a silbar
y a gritar. Les respondieron: ¿Todo bien?
Y el pedido desde la canoa fue: "Llama
a la gente y a la María".
En tierra se intentó detener a los
hombres. Pero apareció una mujer huaorani
(María Kawilla), que defendió
a los madereros. Y fustigó a la Policía
y a Jaramillo por realizar un operativo sin
su autorización. "Nadie puede entrar
por este río sin el permiso de mi comunidad
(Ñoneno)", señaló.
Ante ello la Policía no hizo nada.
El general Fabián Narváez, comandante
de la IV División de Ejército
Amazonas, confirmó que no se han realizado
operativos dentro de la zona intangible. "No
tenemos facultad para acceder allá. Buscamos
implementar controles en Tiguino y en el puente
sobre el río Shiripuno".
Pero en esas zonas no existe ningún
control forestal, militar ni policial. Narváez
señala: "Tenemos más de una
tarea que cumplir y nuestra actividad es distraída
por desorden público o las medidas de
hecho que se producen".
David Ahua, presidente de las Nacionalidades
Waoranis del Ecuador, asegura que constantemente
se trabaja con las comunidades para que los
negociados con madereros terminen.
En los patios de la Policía, en la ciudad
de Coca, permanecen 51 tablones de cedro. Esto
representa 50 m3. Fueron incautados antes de
la veda forestal, según la Policía
de Medio Ambiente de Orellana.
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