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May 3, 2006 - 3 de Mayo del 2006 - El Comercio

The Logging of Cedar is Financing a War on the Taromenane

La tala del cedro financia la guerra a los taromenane

 

Logging of Cedar is Financing the War on the Taromenane
5/3/2006

Franklin Vega. Coordinator

From the air, the green stain of the Amazon seems sick, almost in agony. In the area between Francisco de Orellana (Coca) and Tiwino or the Shiripuno Sector, the humid tropical forest is only a memory.

All forested areas have disappeared from the areas near highways, like the Auca Road, and those that go to the oil fields.

If you pay attention you can see that most of the forests have been logged, and in the majority of cases have been converted into pastures. The remaining forests are disbursed like green islands in a yellowish-green sea.

The local authorities know about illegal logging, and have identified the sites through which wood is trafficked, but they have not confiscated wood or begun forest processes.

Gonzalo Meza, commander of the Fourth Army Division, gave a presentation last weekend that indicated that the illegal wood from Yasuní National Park and the Intangible Zone leaves via the Tiwino, Shiripuno and Cononaco Rivers.

This appetite for cedar is the cause of the invasions of the uncontacted communities in voluntary isolation such as the Tagaeri-Taromenane.

This subject became more important last week with the announcement of a confrontation between the Waorani and the Taromenane, which may have left people dead.

Despite the fact that a woman from the Ñoneno community announced the confrontation over the radio last Friday, up to now the authorities have not arrived at the site of the violence.

Manuel Cahuilla, also known as Huane, lives in that Wao community. He has agreements with logger for the exploitation of cedar in Taromenane territory.

Cahuilla has looked for the Taromenane on various occasions, the last time being two days after the attack on April 13. He brought several spears back from the trip, which he put up for sale in Coca for $60 each.

During Friday and Saturday several helicopter flyovers were made. None turned up evidence of the confrontation, but they did reaffirm the magnitude of illegal logging in the protected areas.

In a camp located in the San Francisco sector along the Shiripuno River, five hundred boards of cedar were found, partially stacked on the river bank and partially submerged in the river.

The boards are made up of 18 cubic meters of wood, obtained from approximately ten trees. This means that, on average, three hectares of forest close to the river were affected by transporting them.

This load of wood is worth $18,000 in the international market, since each cubic meter can be sold for a thousand dollars. Meanwhile the Waos, like Cahuilla, receive 50 cents for each board.

Waos also denounced the loggers for supplying arms and funding the incursions into to Taromenane territory. For Eduardo Pichilingue, from the Commission on Uncontacted Communities, the first step to preventing more deaths is to avoid logging in the Intangible Zone. The Environmental and Defense Ministers offered patrols for the zone, but up to yesterday they plan had not been decided upon.

The Necessities

The intangible zone is an area of 700,000 Ha that still has not been delimited in countryside. Uncontacted or isolated indigenous communities such as the Taromenane live there.

The proposal for delimitation of the intangible zone with the Nashiño River as the northern boundary should overcome resistance from oil companies like PetroOriente. The compensation that will be given to Repsol YPF, Petrobrás and PetroOriente for the shrinking of their oil blocks is still to be defined.

Ana Rivas, Mayor of Francisco de Orellana (Coca), has been saying for six months that illegal logging has been occurring constantly in the Intangible Zone. “We want to build a control station in the city to prevent the sale of wood, but we do not have the backing fo the authorities or the soldiers in the area.”

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EN ESPAÑOL

La tala del cedro financia la guerra a los taromenane
5/3/2006

Franklin Vega. Coordinador

Desde el aire, la mancha verde de la Amazonia se observa enferma, casi en agonía. En el trayecto entre Francisco de Orellana (Coca) y Tiwino o el sector de Shiripuno, el bosque húmedo tropical es sólo un recuerdo.

Todas las áreas cubiertas con forestas han desaparecido de las áreas  cercanas a las carreteras, como la vía Auca, y las que conducen a los campos petroleros.

Con atención se distingue que las  forestas a lo largo de ese trayecto están conformadas por bosques que ya fueron talados y, en la mayoría de casos,  se han convertido en pastizales. Los retazos de bosques aparecen dispersos como islas verdes, en medio de un mar verde  amarillento.

Las autoridades locales conocen sobre la tala ilegal, incluso tienen identificados los sitios por los cuales se trafica con la madera, pero no se han producido decomisos de madera ni se han iniciado procesos forestales.

Gonzalo Meza, comandante de la Cuarta División del Ejército, realizó una presentación el fin de semana pasado en la cual señalaba que la madera que se tala en el Parque Nacional Yasuní y en la Zona Intangible Tagaeri-
Taromenane sale por los ríos Tiwino, Shiripuno  y Cononaco.

Este apetito por el cedro es la causa de las invasiones a los  pueblos indígenas no contactados o en aislamiento voluntario como los tagaeri y taromenane. 

Este tema cobró vigencia la semana pasada con el anuncio de un enfrentamiento entre los waorani y los taromenane, el cual hubiera dejado personas muertas.

A pesar de que una mujer de la comunidad de Ñoneno dio la noticia por radio, el viernes pasado, hasta ahora las autoridades no han llegado al sitio de la violencia.

En esa comunidad wao, vive Manuel Cahuilla, conocido también como Huane, quien mantiene convenios con  madereros para explotar el cedro en el territorio de los taromenane.

Cahuilla ha buscado a los taromenane por varias ocasiones, la última que se tiene registro se produjo dos días después del ataque del 13 de abril. De esa incursión trajo varias lanzas, las cuales repartió y algunas  puso a la venta en Coca, a 60 dólares cada una.

Meza indicó que la actitud de los wao de la comunidad de Ñoneno es hostil y recomendó que una comisión realice una indagación previa para confirmar el enfrentamiento y determinar el lugar. Una vez que se confirme el hecho, ingresarán hasta el lugar.

Durante el viernes y sábado se hicieron varios sobrevuelos con dos helicópteros  pero sin resultados sobre el enfrentamiento, pero sí constataron la magnitud de la tala ilegal  en las áreas protegidas.

En un campamento, ubicado en el sector de San Francisco, en el río Shiripuno, se encontraron cerca  de 500 tablones de cedro, una parte estaba apilada  en la orilla y otra sumergida en el río.

Los tablones corresponderían a unos 18 metros cúbicos de madera, obtenidos de aproximadamente     10 árboles. Esto implica que se han afectado, en promedio, tres hectáreas de bosques cerca de los ríos para  movilizarlas.

Este alijo de madera se cotiza en 18 000 dólares en el mercado internacional, pues cada metro cúbico se vende a mil dólares. Mientras que los waos, como Cahuilla, reciben 0,50 centavos por tablón.

Los mismos waos denunciaron que los madereros le proporcionan armas y financian las incursiones en el territorio taromenane. Para Eduardo Pichilingue, de la Veeduría de Pueblos Ocultos, el primer paso para prevenir más muertes es evitar la tala en la zona intangible. Los ministros de Ambiente y de Defensa ofrecieron patrullajes en la zona, pero hasta ayer no se concretaron.   

Las necesidades

La zona intangible   es un área de 700  000 hectáreas, que aún no se delimita en campo. Allí  habitan los pueblos indígenas no contactados o en aislamiento voluntario como los taromenane. 

La  propuesta para  delimitar la zona intangible, con el río Nashiño como frontera norte,  debe superar la resistencia de   petroleras como PetroOriente. Aún no se  define  la  compensación por el área que se recorta a los bloques petroleros de Repsol YPF, Petrobras y PetroOriente.

Ana Rivas, alcaldesa de  Francisco de Orellana (Coca), ha denunciado, desde hace seis meses, que la tala ilegal es constante en la zona intangible. “Intentamos  instalar un puesto de control en la ciudad para evitar que la madera salga, pero no contamos con el respaldo de las autoridades  y  los militares de este lugar”.

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